El amor puede ser aburrido

Cualquier pasión, incluso el amor, se vuelve aburrido si no lo convertimos en un reto.

Habrás oído hablar de la famosa monotonía de pareja. Pues una forma de vencerla es haciendo cada día algo inesperado: Un mensaje de amor de repente, un viaje sorpresa, una cena para dos un martes, esperarle desnudo o desnuda, una nueva práctica amatoria (o ir un poco más allá, aunque duela), contar un chiste, cocinar su plato especial, decirle una guarrada al oído, ropa sexi, aquello que no se cree que harás, una tarde de paseo cogidos de la mano.

Como ves, no tiene que ser algo extraordinario. Es más bien un cambio en la rutina y luchar contra lo predecible.

Con la escritura sucede lo mismo: Si cada proyecto literario no lleva implícito la búsqueda de algo más allá que contar una buena historia, es difícil encontrar la fuerza diaria para avanzar cada día. Porque, como cualquier oficio, incluso siendo el que más amas del mundo, si no lo salpimientas adecuadamente, se convierte en algo soporífero que no soportarás.


Esto lo entendí en 2017, cuando había decidido dejar la escritura para siempre, justo antes de darme cuenta de que me tenía cogido por los huevos, y si no escribía me volvía loco. (Aquí te dejo el artículo donde me muestro «desnudo» ante mis lectores).Fue en esa época cuando me di cuenta de que tenía que cambiar muchas cosas en mi vida si quería volver a escribir, como al parecer necesitaba. Para empezar, tenía que hacer un pacto con los míos. Ya estaba bien de robarles tiempo a la familia, los amigos, mis otros hobbies (como leer). El tiempo de escritura debía ser eso, un tiempo cerrado y pactado que ocuparía en mi vida las horas que yo hubiera acordado conmigo mismo.

Pero eso no era todo: Cada nueva novela debía ser un reto personal.

En SIETE RAZONES PARA AMARTE ese reto ha sido muy arriesgado. En primer lugar, porque llevo diez años (sí, una década) dilatando esta historia. ¿Te preguntas por qué? Porque la protagonista me cae fatal. Y te va a caer igual de mal a ti. Es una mujer prepotente, vanidosa y sin escrúpulos. Es alguien con quien ninguna de mis lectoras (¿Os tengo, a lo mejor, idealizadas?) podría sentirse identificada jamás. Es un bicho.


La segunda razón por la que el reto ha sido arriesgado es que me lo he jugado todo a una carta. Eso quiere decir que, si se pone boca arriba, la novela se viene abajo como un castillo de naipes. Lo he hecho otras veces, pero siempre me he guardado un As en la manga, un recurso que podía sacar, airoso, si se producía el desastre.


En esta ocasión no hay As que valga. Ahí está la verdad descarnada. Te estarás preguntando si se me ha ido un tornillo, lo sé. Pero todo esto, que puede parecerte un galimatías, lo entenderás cuando la leas.


Por cierto, te dejo esta entrevista que se estrenará en día 19 de agosto (pero si te suscribes a mi canal de YouTube te avisará del estreno), donde cuento cosas bastante escandalosas de la novela y de mí mismo.

Por cierto, no sé si sabes que al suscribirte a mi blog te regalo este eBook. ¿Que no te lo había contado? ¡Qué cabeza la mí!

La novela romántica es el tema central de este Blog: técnicas de escritura, subgéneros,  noticias, premios. Todo aquello que configura el amplio mundo de la novela romántica y que pueda ser de interés para lectoras y escritoras. También hablaremos de thriller y de manuales para escritores, siempre desde una perspectiva amena, interesante y novedosa.

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MONTAÑEROS, LO QUE HAY DETRÁS DE «LA SAGA»

(¡Aquí hay muuucho spoiler, ojo!)

No sé si te sucede a ti cuando lees, pero en mi caso, cuando escribo una historia con una fuerte carga emocional, me deja afectado por un tiempo. Eso me sucedió a finales de 2018. Había trabajado durante meses en «Bajo el Puente de los vientos» y «No soy Lizzy Bennet» y necesitaba recuperarme. Por eso me marqué como objetivo que mi siguiente novela sería algo ligero, divertido, donde tanto yo como mis lectoras lo pasáramos bien.

«Montañeros» se concibió como una sola novela, con la ambiciosa idea de contar la historia de los cuatro protagonistas masculinos. El plan original era muy diferente a lo que es hoy la obra. Quería contártelo todo a la vez, siguiendo esa estructura en espiral y unidad temporal que usa George R.R. Martin en «Juego de Tronos», de manera que narrara una parte de la vida de Jedidiah y continuara con la de Carlisle, para seguir con la de Chaz y luego con la de Rhett, empezando otra vez con el primero.

En este esquema, la aparición de las protagonistas femeninas era diferente ya que, menos Tori, que hacía acto de presencia a mitad de la novela, las otras tres surgían casi al mismo tiempo. Julie seguía siendo bióloga, Elizabeth había llegado a Great Peak para resolver la muerte de su padre y, una vez allí, la contactaban para defender los intereses de Rhett, y Claire viajaba con su hija a las montañas para tomar los aires revitalizantes de las altura, aunque en verdad huía de un matrimonio acabado. Todo esto sucedía a la vez y los lectores deberían ir desentrañando las tramas de cada historia que se entremezclaban para apoyarse unas en otras.

Como ves, era una novela bastante diferente en su estructura, que tenía el ambicioso objetivo de llegar hasta las 400 páginas.

La idea se trunca a los cuatro meses de trabajo. En ese momento llevaba cerca de 200 escritas y apenas había empezado a contar la historia. Se hacía demasiado lenta, demasiado densa, demasiado extensa. Y eso no era la idea. No podía perder de vista que quería divertirme y quería que tú también lo hicieras. Así que tuve que plantarme y replantearlo todo de nuevo.

Fue entonces cuando surgió la idea de hacerlo en cuatro novelas cortas, con una pareja de protagonistas para cada una de ellas. Esto obligó a localizar cuatro conflictos nuevos que pudieran mantener la tensión en cada una de estas unidades, y alargar el conflicto general (la excavación de la mina) para que fuera un lugar común y diera unidad al conjunto. Para recalcar este paso del tiempo, pues ahora cada aventura amorosa de sucedía una a otra en vez de desarrollarse todas a la vez, se me ocurrió usar las estaciones: invierno, primera, verano y otoño. Una forma fácil y visual de entender que la historia avanzaba.

El siguiente paso fue despedazar lo que ya estaba hecho. Una cincuentena de páginas (más o menos), para cada novela, no tanto para las historias de Chaz y Rhett. Había que empezar a trabajar a partir de ahí.

Antes de que salieran a la venta (febrero de 2019 la primera entrega), ya estaban escritas la primera y la segunda parte de la saga y esbozada la tercera. Pero entonces sucedió algo en mi vida (que algunas conocéis) y tuve que dejar  unos meses el proyecto aparcado hasta resolverlo. No fue fácil, pero las prioridades son las prioridades.

Retomé la saga a principios de 2020 y fue muy gratificante que las dos últimas novelas vieran la luz durante el confinamiento, como una manera de entretener a mis lectoras que, como yo, lo necesitábamos.

Con «Montañeros, la Saga» he querido volver a la idea inicial de que todas las historias estuvieran en un solo volumen. Seiscientas cuarenta páginas que contienen las cuatro historias, solo en papel.

 

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¿Mi novela favorita?

«Una dama en las cumbres», porque fue donde más me divertí. Tori me hizo soltar carcajadas mientras escribía porque conozco a gente como ella.

¿Mi personaje favorito?

Creo que Jedidiah, porque asume la responsabilidad de cuidar de todos, a pesar de tener que aparentar una dureza que en verdad no tiene. Eso me resulta muy tierno y digno de admiración.

¿Mi escena preferida?

Cuando Carlisle se las apaña para que Elizabeth reviva las cosas buenas de su niñez y llena la pradera de flores y los árboles de nieve.

¿La novela más loca?

«Un engaño salvaje», sin duda. Es la historia de amor de una mujer madura y no quería que fuera ni triste ni moralista. Creo que cuando una relación se acaba es sensato dar las gracias por los buenos momentos y pedir perdón por los malos. Esa es la única manera que conozco de continuar sanamente. Para contar esto sin caer en la nostalgia era necesario recurrir a esa divertida locura.