Fallo del I Premio Titania de Novela Romántica

Titania tiene el placer de anunciar que hoy, día 12 de septiembre, se le ha comunicado al autor de la obra Desde que te vi, José de la Rosa, que ha sido el ganador del I Premio Titania.

El jurado del Premio, compuesto por profesionales especializados en literatura romántica, Nuria Casás, Merche Diolch y Claudia Pazos, han elegido

esta obra como ganadora por unanimidad, entre el centenar que optaba a este galardón.

La primera edición de este premio, dotado de 5.000 euros para el ganador más la publicación de la obra en febrero de 2015, ha caído en Sevilla. El autor, licenciado en Comunicación Audiovisual, se dedica al mundo editorial, en específico a la novela romántica, en la práctica de la edición, la formación y la escritura.

Según la nueva editora del sello Titania de Ediciones Urano, Esther Sanz, “Desde que te vi es una novela romántica, bien construida y narrada, que se centra sobre todo en el romance y los sentimientos de unos personajes cercanos y reales”. Sanz ha destacado “el estilo elegante, sensual y efectivo del autor” y ha mostrado su entusiasmo en retomar el género romántico contemporáneo en la colección Titania Amour con autores nacionales como José de la Rosa.

La obra ganadora parte de la idea de que el destino se puede encontrar en el camino que tomamos para esquivarlo, con 235 páginas que nos cuentan los enredos de una protagonista enamorada de un gigoló de una sola noche. Según De la Rosa, “Desde que te vi está inspirado en el cuento de La bella durmiente, con malvada incluida”.

El jurado ha destacado de la obra:

  • El estilo narrativo del autor: delicado, efectivo y elegante.
  • La trama bien estructurada, sin cabos sueltos y con una buena resolución final.
  • El buen tratamiento de las escenas eróticas. Sin ser excesivas y siempre muy bien incluidas en la historia.
  • Los personajes bien construidos.
  • El final, que aunque predecible, es pintoresco y bien llevado.

El anuncio del premio coincide con la nueva etapa de Titania, que ahora presenta nuevas colecciones para lectores de Romántica adulta contemporánea: Titania Amour (Contemporánea), Titania Época (Histórica), Titania Luna Azul (Fantasía), Titania Sombras (Erótica), Titania Fresh (New Adult).

La joya de mi deseo, de Nuria Llop

Nuria Llop entra en el mundo de la narrativa con una novela entretenida, teatral y llena de hallazgos: La joya de mi deseo.

La autora elige para ambientarla el Madrid del siglo XVII, del Siglo de Oro, de los teatros y la farándula. De la aristocracia y el pueblo llano. De la joyería de lujo. Un Madrid que retrata al dedillo, que ambienta con maestría y aleja de tópicos.

Allí Luisa Estrada propietaria de una joyería en la que no puede ejercer su profesión por ser mujer, se ve envuelta en una intriga donde el galán de teatro Álvaro de Villanueva representará el papel de fiel marido para que ambos puedan alcanzar sus objetivos. Pero lo que parece un plan perfecto empieza a hacer aguas como ambos se dan cuenta de que no han contado con un invitado de última hora; su corazón.
Como ves tiene todos los ingredientes de una novela adictiva; los personajes son interesantes, la ambientación precisa y atractiva, el misterio servido y el amor está en el aire.
Al contrario de otras autoras, con una capacidad innegables de convertir en imágenes cinematográficas su prosa, en el caso de Nuria Llop todo se vuelve teatro. Y es que hasta el ritmo de esta novela es teatral, y lo diálogos, que parecen estar recitados desde el escenario, declamados por un actor con el papel muy bien aprendido. Esta es quizá la primera característica diferencial de la prosa de Nuria Llop. El lector se convierte en espectador a la espera de que con cada nuevo capítulo se levante el telón para que los personajes actúen. Y es un efecto muy atractivo. Me ha gustado. Sitúa al lector en un lugar al que no estamos acostumbrados. No pienses con estas palabras que es una obra teatral. Es novela y muy buena novela, pero con una visión diferente lo que siempre se agradece.
Destacar la ambientación precisa. Es como si paseáramos por un Madrid que ya no existe. Las costumbres, comidas, vestidos, transportes… están tan bien documentados que son naturales. Pasear por la Plaza Mayor es una delicia. Comer en un salón un acontecimiento. Introducirse en un taller de joyería toda una experiencia.
A destacar los dos protagonistas. Luisa es el eje central. Una mujer con un claro objetivo profesional para la que el amor pertenece al pasado; ya lo cree haber vivido y no entra en sus planes que vuelva a molestarla. Resulta seca al principio, interesada, y tan desenvuelta a alcanzar sus propios objetivos que puede caer en el delito. Es un personaje que a veces se me ha antojado incómodo, pero que resulta coherente en su construcción. Sin embargo no te engañes; la autora sabrá darle el giro oportuno para que la adores al final de la novela.
Álvaro en cambio atrae al lector desde que aparece en escena. Atractivo, simpático, inteligente, mujeriego,  resuelto, es el galán perfecto. Una mezcla de los de las comedias de Lope y los de las obras cinematográficas de Spielberg. Él será el encargado de transformar a Luisa… y de sufrir, porque quizá no esté acostumbrado a un no por respuesta. A este personaje lo querremos, así como a un plantel de secundarios que funcionan muy bien y se mueve con discreción.
La obra picaresca se convierte en comedia y después en drama hasta alcanzar un final redondo, donde todos los cabos quedan resueltos y el lector puede aplaudir cuando se cierra el telón con éxito de actores, libretista y director.
Círculo de lectores, la editorial que la publica, la califica como Novela Histórica. Puede ser, pero sus condimentos no la hacen ajena a la romántica.

Te recomiendo su lectura. Estoy seguro de que lo vas a disfrutar.

Verdad y veracidad; las licencias literarias


En literatura, como en la vida, lo veraz no es igual a lo verdadero. ¿Qué diferencia existe? Pues que lo veraz tiende a buscar la verdad, mientras que lo verdadero es una relación de semejanza con la realidad. Simple y a la vez complicado ¿verdad? Lo primero debe parecer verdad y lo segundo debe ser verdad.


La literatura, por definición, se mueve más en al ámbito de lo veraz. Los autores solemos crear mundos imaginarios pero que en todo momento deben causar en el lector la impresión de que son tan ciertos o más que aquel que pisan.

Extraño, ¿verdad?, esta forma de hilar la sutil tela de la que están compuestas las novelas para crear un tapiz que se asemeje a la realidad.

De esta manera, un autor debe trabajar sus novelas desde la veracidad. Eso significa que de la ingente documentación que puede manejar para construir su obra debe impactar en el lector con la idea de que todo aquello que está leyendo es cierto. Sin dudarlo. Sin embargo no siempre es así.

Y es que no hay autor que no se haya enfrentado ante la posibilidad de tomarse una licencia literaria. Pero… ¿qué es esto? Como hemos dicho las novelas deben parecer verdaderas antes de serlo. Esto significa que no tienen que reflejar la verdad, pero sí construir una arquitectura narrativa que cuando el lector la lea no le quepa duda de que lo que dice es cierto.

Si piensas en la Ciencia Ficción o en la Fantasía lo entenderás inmediatamente. Los nuevos mundos, los mundos creados no tiene que ser ciertos (de hecho no lo son), pero deben parecerlo. Transgredir las leyes de la física, conseguir volar, caminar sobre las aguas, dominar el trueno, hablar con los espíritus, etc. son acciones que según cómo las contemos el lector las encajará como naturales o simplemente pensará que la novela no se sostiene.

Pero esto no ocurre solo con géneros donde la imaginación en las ambientaciones es la clave sino en otros géneros más documentados como la Novela Histórica o la Contemporánea. Hay aspectos que son difíciles o imposibles de documentar. Por ejemplo; no tenemos forma de saber si en la antigua Roma los enamorados paseaban dados de la mano. Si no tenemos datos sobre este aspecto del protocolo del amor… ¿es un error presuponerlo e incluirlo en nuestra novela? Otro ejemplo; la costumbre del brindis en la escocia del siglo XII. ¿Existía?, ¿está documentado que existía? Y otro más… ¿Podemos crear una ceremonia nupcial entre los habitantes de una tribu bárbara del norte de Germania si no sabemos cómo eran esos ritos?… y la respuesta es SÍ… siempre que sean veraces. ¿Te caben dudas sobre la veracidad de las novelas de Robert Graves, de Mika Waltari, de Gary Jennings?

Así, poco a poco, vamos entrando en el mundo de las licencias literarias; traspasar lo real manteniendo aspecto de veracidad, para poder alcanzar un objetivo narrativo. Es en este terreno resbaladizo donde suele encontrarse.

Recuerdo que cuando escribí «La clave Agrippa» necesitaba que hubiera una percusión de coches en los arrozales que hay al sur de Sevilla. Imagínate una extensión sin horizonte, llana y rodeada de estrechos caminos de tierra bordeados de agua donde crecen hectáreas y hectáreas de arroz. ¿Podían correr por allí un par de coches sin problemas? Pues bien; lo probé. Fui con mi coche e intenté acelerar (siempre dentro de los márgenes de la ley, por supuesto)… y me fue imposible; el coche se enterraba en la arena. Así que tenía dos opciones; o cambiaba completamente la ambientación de esta escena o me tomaba esta pequeña licencia literaria y dejaba que mis protagonistas saltaran por los aires a toda velocidad. Con «La leyenda de Tierra Firme» tuve que plantearme algo parecido en dos ocasiones y en ambas tuve que decidir qué hacer. Una era una escena de submarinismo de la que no te contaré mucho porque la novela acaba de salir. Sé algo sobre el tema porque lo he practicado, pero para que la escena tuviera la fuerza que necesitaba era necesario tomarme ciertas licencias. ¿Me las tomaba o me ajustaba a la verdad? ¿Verdad o veracidad? En este caso decidí que sí, que merecía la pena fantasear. Otra de las licencias a las que me enfrenté en esta novela fueron los acontecimientos finales del reinado de Selím II… y es que si quería el final que necesitaba para mí novela tenía que obviar algunos hechos históricos o pasar sobre ellos de puntilla. En este caso decidí no hacerlo, aunque el final no fuera exactamente lo que quería en un primer instante, pero necesitaba ese aporte de verdad para cerrar la historia.

Como ves las licencias literarias son decisiones complicadas, delicadas. Acabo de leer «Styxx», de Sherrilyn Kenyon, y ella dedica muchas páginas al principio de la novela a explicar las licencias literarias que se va a tomar en la novela y porqué las tomó en las obras anteriores de esta saga.

Otras veces un escritor se plantea tomarse estas licencias por cuestiones logísticas: ¡Necesito que haya una iglesia donde no la hay¡ ¡Necesito un castillo donde nunca lo habrá!

Como ves es una decisión complicada que a veces es acertada y otras no. ¿Rigurosidad o necesidades narrativas? ¿Ambas? Quién sabe.

Gracias a Anele por haber nominado mi blog al premio Lovely Blog


Lo desconocía hasta que Anele me dio esta agradable sorpresa. Indagando sobre el premio me ha parecido un mecanismo más que interesante:  Un vez me nominan  lo agradezco a mi nominador, contesto a las preguntas que ha dejado en su blog, nomino a otros blogs que me gustan, los aviso de que deben contestar a las preguntas… y los blogueros nominados repiten la misma secuencia. Es una forma original y muy viral de hacer una votación. Así que vamos allá.

Gracias Anele por haber pensado en este blog. Tú que tienes experiencia y capacidad sabes el esfuerzo que hay detrás y cuántas horas y puntadas suponen un artículo. Desde aquí os recomiendo que sigáis http://historiasanele.blogspot.com.es. Es un blog sorprendente de relatos. Yo suelo leerlos por la mañana, antes de salir a trabajar, y son todo un estímulo.

Lo siguientes que tengo que hacer es contestar a las preguntas que ha dejado Anele.

1. ¿Cuál es tu momento favorito para escribir?

Por la mañana sin duda, muy temprano. Soy gorrión, no lechuza. A las 6:15 suena el despertador y hasta las 8 de la mañana soy feliz. Sin ruidos, sin carreras. Solo yo y mi ordenador. 


2. Qué te motiva a seguir escribiendo tu blog. 

Al ser un blog técnico, pensar que una sola persona lo va a poder leer, le va a interesar, y va a sacar algo bueno de él.


3. Cuál es tu frase favorita.

Muchas, claro, pero me viene a la cabeza ésta genial de Oscar Wilde: “Me gustan los hombres con futuro y las mujeres con pasado”


4. Cuál ha sido tu mayor logro.

Mantener los pies en la Tierra y la cabeza en la Luna. Sin duda.


5. Cuál es tu película favorita.

También difícil de responder porque vuelven a ser muchas. Por elegir una voy a por Ettore Scola y su “La noche de Varennes”, de 1982. Con humor, amor, y buen tono escenifica la diversidad social en los años de la Revolución Francesa.


6. Qué o quién te sirve de inspiración.

No creo en la inspiración, creo en el trabajo. Todos los días, una par de horas escribiendo… y siempre llega.


NOMINACIONES DE DOCERAZONES:

Y ahora vamos con mis nominaciones. Difícil porque sigo a muchos amigos blogueros, pero me arriesgo con cuatro que leo siempre que puedo:

El Blog de Olivia Ardey: Lo sigo porque me parece que reúne todo lo que debe contener el blog de un autor. Como todo en ella es específico, desordenadamente ordenado y muy, muy claro.

Historias de Anele: Para quien quiera que le corra la sangre por la venas. Sus relatos te podrán gustar más o menos, pero no parecer indiferentes.

Sutherland: Es el blog de Patricia Sutherland. En él encontrarás, de forma alterna, noticias sobre su obra y reflexiones sobre la vida. Todo escrito con la maestría y frescura que nos tiene acostumbrados.

El Blog de Lydia Leyte: Reconozco que es una debilidad, pero las palabras de Lydia tienen algo dulce que, junto con un buen café, te alegran el día.


Espero, blogueras, que os haga tanta ilusión como a mí cuando recibí el mensaje de Anele. Y una vez nominados , vamos con sus preguntas:

1. ¿Cómo te gustaría que fuera tu blog dentro de cinco años?

2. ¿Cuánto tardas en escribir un artículo?

3. ¿Qué blog sigues sí o sí?

4. ¿Cuál consideras que es tu mejor entrada?

5. ¿Por qué recomendarías que leyeran tu blog?

Gracias de nuevo, Anele. Eres genial.

Si pasas por aquí… quédate.